Latinoamérica es una región en la que servicios como el internet inalámbrico o la telefonía celular han avanzado a pasos agigantados en las últimas décadas. Sin embargo, al 2020 todavía en la región existen cerca de 490 millones de personas (69% de la población), que aún no tienen acceso a saneamiento seguro: la recolección de excretas, el tratamiento de las aguas residuales que generan, y su disposición segura en el medio ambiente. En los últimos 50 años nuestra región ha logrado avances significativos en proveer agua para cerca del 95% de sus habitantes. Esto no significa que todos tengan un servicio de calidad, ininterrumpido y directamente en sus casas. Sin embargo, la tarea de llevar saneamiento seguro para todos es la más rezagada.
La falta de saneamiento también supone una amenaza para la provisión de agua potable. En la región, alrededor del 20% de las aguas residuales, que provienen no solo de las viviendas, sino también de las actividades industriales y productivas, reciben algún tipo de tratamiento antes de ser vertidas en el ambiente, por lo general en ríos o lagos.
De acuerdo a cálculos de diferentes organismos multilaterales, cerrar esa brecha de saneamiento costaría alrededor de US$180.000 millones hasta el año 2030, el año en que las naciones se han comprometido a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen saneamiento mejorado. Esa cifra representa casi el doble de todo lo que se ha invertido históricamente en la región.
Lo anterior nos lleva a un imperativo que es trabajar en la promoción de la Seguridad del Saneamiento, que consiste en un enfoque basado en la evaluación del riesgo paso a paso y es aplicado a todo tipo de sistema de saneamiento: distintos escenarios, entornos y recursos. Incluye toda la cadena de los servicios de saneamiento, desde el inodoro, contención /almacenamiento, transporte, tratamiento y uso o disposición final. Puede incluir la cadena de reúso, desde el almacenamiento, distribución, riego, cosecha, comercialización y consumo de los productos regados.
Para ello, en el año 2016 la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrolló la herramienta denominada como Planificación de la seguridad del saneamiento: manual para el uso y la disposición seguros de aguas residuales, aguas grises y excretas posteriormente en el año 2019la OMS publicó el documento denominado: “Climate, Sanitation and Health”, cuya traducción sería: Clima, Saneamiento y Salud. Ambas herramientas dan como resultado los Planes de seguridad del Saneamiento resilientes al clima.