La infraestructura azul son los cuerpos de agua que rinden servicios ecológicos y al ser humano, como humedales, lagos, acuíferos. En esta oportunidad discutiré el impacto del cambio climático sobre los acuíferos.
Los acuíferos son formaciones geológicas subterráneas que almacenan agua en poros, cavidades o grietas. Podríamos considerarlos como si fuesen una especie de embalses subterráneos.
Una de las diferencias entre los embalses y los acuíferos es que el acuífero en la zona costanera está conectado al mar. El agua dulce mantiene a raya al agua de mar, que constantemente trata de desplazar al agua dulce. Si se extrae más agua dulce de la que repone la lluvia, el agua de mar penetra más tierra adentro. En el caso extremo, se saliniza el acuífero completo. En el caso de un embalse, lo peor que puede pasar es que se seque durante una sequía severa. Luego se llenará cuando llueva lo suficiente.
El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) formalmente declaró al Acuífero del Sur en estado crítico en el 2016, precisamente porque está en peligro de salinizarse. Una veda de pozos nuevos y una veda en el aumento de la cantidad de agua que se extrae de pozos existentes no fue suficiente para contener la salinización. De hecho, el DRNA impuso una veda de construcción en el Municipio de Salinas porque en ese municipio no se puede extraer una gota más de agua dulce del acuífero.
¿Cuál será el efecto del cambio climático?
El cambio climático ya está afectando adversamente a nuestros acuíferos, pero la situación se agravará. Primeramente, los expertos pronostican una merma permanente en la lluvia de por lo menos un 10 por ciento para el 2030. Otros estiman que la merma podría llegar hasta un 20 por ciento. Esto significa que tenemos que reducir la extracción de agua en la misma proporción para evitar la salinización de los acuíferos. Probablemente se tengan que imponer vedas de construcción en otros municipios del sur.
Otra manifestación del cambio climático, el aumento en la temperatura, incrementará la demanda de agua subterránea para el riego agrícola. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura determinó que en el trópico se necesitará aumentar en un 20 por ciento el riego agrícola para cultivar la misma cantidad de alimento. Si el DRNA no fiscaliza rigurosamente las franquicias de extracción de aguas subterráneas y el hincado de pozos clandestinos, la salinización de los acuíferos será inevitable.
El aumento del nivel del mar ya está incrementando la penetración del agua de mar a los acuíferos. Como mencioné anteriormente, la merma de lluvia también redunda en la penetración del agua salada. Por lo tanto, la combinación de estas dos manifestaciones del cambio climático acelerará la entrada de agua salada a los acuíferos, lo que disminuirá la cantidad de agua disponible para consumo humano y el cultivo de alimentos. Precisamente dos necesidades básicas para la sobrevivencia del ser humano.
Existen alternativas para mitigar este impacto como el riego agrícola con aguas usadas tratadas. California, que produce el 40 por ciento de las frutas y vegetales de los Estados Unidos, utiliza esta práctica. Otra alternativa es reabastecer los acuíferos con aguas usadas tratadas. Esta práctica se ha utilizado por muchos años en California, Texas y Florida, entre otros estados. El uso de aguas usadas tratadas para crear barreras hidráulicas contra la intrusión de agua salada a los acuíferos también se ha implantado con mucho éxito en California y Florida.